sábado, 13 de agosto de 2011

Señales

En la fría y lluviosa tarde-noche de Vicente López, Defensores recibió un duro golpe a su ilusión. La algarabía generada por el arribo de Ariel Ortega a la institución del Bajo Belgrano se diluyó abruptamente por la lluvia que le dio un marco aún más tétrico a la derrota frente a Platense. Sin ser catastróficos porque es el primer partido después de una larga pretemporada y con un equipo en plena formación, el Dragón dejó una pálida y preocupante imagen ante un equipo que sumó refuerzos de calidad y seguramente será protagonista durante toda la temporada. 

Desde el minuto cero se advertía una falencia en el esquema ideado por Rodolfo Della Picca. El clásico 4-4-2 contaba con roles invertidos dentro del campo de juego: Cristian Lillo, una de las incorporaciones, formó el doble cinco junto a Santiago Sommariva, mientras que Miguel Porcel comenzó recostado por el sector derecho. Uno de los puntos más altos del Defe modelo 10/11 que se quedó a un gol del ascenso fue ese exitoso doble cinco que formaron Sommariva y Porcel. 

Como doble cinco se complementan a la perfección: Sommariva aporta excelso manejo, distribución de la pelota y calidad. Porcel entrega despliegue, sacrificio y recuperación. Juntos son el equilibrio del equipo. El ex Tristán Suárez no tornó en indisimulables sus limitaciones para jugar en un puesto que no es el suyo y terminó sufriendo en posición de ocho, mientras que Lillo fue intrascendente en su función: ni generó ni logró ser rueda de auxilio de un Sommariva que corrió por ambos. 

Los primeros treinta minutos fueron un monólogo del local, que tomó el protagonismo mientras su rival esperaba paciente en su propio campo. El peligroso tridente ofensivo del Calamar enloqueció al fondo de Defe. La última línea extrañó demasiado al muro que habían conformado Leandro Martínez Montagnoli (actualmente en Ferro) y Martín Alberich (suspendido), quien volverá contra Morón y seguramente formará la dupla de zagueros junto a Luciano Nebot. El talento y la inteligencia de Juan Olivares, la velocidad del pequeño Alfredo Ábalos y los movimientos del Payaso Molina descolocaron a un fondo que entregó demasiadas facilidades y aguantó gracias a la mala resolución de los delanteros calamares y un par de atajadas de Leo Griffo.

Después de sufrir y resistir durante la primer media hora, Platense mermó en su intensidad y Defe pudo acomodarse e incluso generar alguna situación de riesgo. Jorge Daolio, otro de los refuerzos, tuvo en sus pies la chance más clara del Dragón en todo el partido: su disparo se fue por encima del travesaño. Sin embargo careció de ideas como para generar continuidad en sus embestidas y solo amagó con lastimar mediante jugadas preparadas a la salida de algún corner o tiro libre

En el segundo tiempo apareció un factor externo inesperado que terminó siendo enemigo: la lluvia. Los cuantiosos chaparrones que cayeron desde el cielo complicaron aún más un campo de juego que también había sido castigado durante las primeras horas del día. Para colmo, Platense supo golpear en el momento justo, cuando Defe manejaba la pelota y, con timidez, se aproximaba al arco custodiado por Bernacchia. Federico Carneiro, a los 66 y 86 minutos, aprovechó la poca estabilidad defensiva por lo inundado del suelo y facturó por duplicado para darle la victoria al conjunto de Vicente López. 

Las virtudes del torneo largo le darán tiempo y paciencia a este Defensores para cambiar la mala imagen que dejó en su debut, consolidar un once de memoria como el del año pasado y convertirse en protagonista. El arranque es muy distante del que, hace un año tras un rotundo 3-1 en la misma cancha ante el mismo rival, empezaba a ilusionar con una campaña que, a la postre, sería magnífica. 

Dentro del pésimo debut, la auspiciosa presentación de Arnaldo González fue lo mejor de la noche. Pitu ingresó por Cristian Lillo y, pese a que su posición natural es la de volante central, en la reserva de Quilmes jugó muchos partidos recostado por el flanco derecho. Acostumbrado a cumplir con el ida y vuelta, lo hizo con éxito en su debut con la camiseta rojo y negra. Ante Platense lo demostró desequilibrando en el mano a mano y generando varias ocasiones de peligro sobre el final del partido, en los mejores minutos del Dragón. Empieza a perfilarse como titular en un mediocampo que, cuando salió Lillo y Sommariva-Porcel formaron el doble cinco, tomó otra prestancia. 
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